Más conocimiento significa más seguridad: los plaguicidas en el cultivo de la papa en Cuba
«No podemos permitirnos el lujo de dejar los resultados de la investigación por el camino, tenemos que ponerlos en práctica», afirma el investigador cubano Arturo Escobar durante su estancia en Agroscope, en Reckenholz (Zúrich). Aquí Arturo Escobar y su equipo están comprobando el uso del cromatógrafo de gases con espectrómetro de masas que luego se enviará a Cuba. Examinan los suelos y las patatas cubanas en busca de residuos de pesticidas. Informaciónes muy demandados.
«Hay muchos agricultores cubanos que deseaban que su campo formara parte de este proyecto. Sin embargo, no pudimos tenerlos todos en cuenta, sino que nos guiamos por los metas e hipótesis de PERECUSO en nuestra elección de campos”, explica el responsable del proyecto r4d PERECUSO (Influence of different pest management systems in potato production on Pesticide Residues in Cuban Soils) del parte cubano. Arturo Escobar es jefe de la Unidad Analitica del CENLAC en el CENSA (Centro de Sanidad Agropecuaria), una institución a unos 30 kilómetros de La Habana, la que forma parte de un complejo de investigación y enseñanza. El laboratorio realiza investigaciones y presta servicios en los ámbitos de la seguridad alimentaria, la evaluación de ingredientes activos farmacéuticos y el medio ambiente.
Foto 1: Arturo Escobar y la estudiante de doctorado Briseidi Peña con el cromatógrafo de gases con espectrómetro de masasen Agroscope en Reckenholz, Zúrich
Mejorar la comunicación
El intercambio continuo entre las diferentes partes interesadas es fundamental para el proyecto internacional PERECUSO. En particular, pretende reforzar la comunicación entre los agricultores, los científicos y las autoridades en Cuba.
Desde 2018, el equipo de la isla caribeña ya ha organizado varios talleres con pequeños propietarios privados y organizados en cooperativas, representantes de la administración, especialistas en protección vegetal e investigadores. Los agricultores están siempre muy interesados en este intercambio de conocimientos y experiencias: «Les facilita el trabajo y les da seguridad», explica Arturo Escobar, doctor en química. Seguridad para la planificación agrícola y en términos de calidad de los alimentos.
Foto 2: Están muy interesados en los resultados de la investigación de PERECUSO: los agricultores cubanos de patatas
Control del suelo
En Suiza, la Red Nacional de Vigilancia del Suelo (NABO), con sede en Agroscope, controla la calidad del suelo de las tierras agrícolas en más de 100 lugares desde 1985. Cuba no ha tenido hasta ahora su propia red de vigilancia, por lo que ha comparado sus datos con regulaciones de otros paises como Brasil, Holanda, Alemania o Suiza. «Pero necesitamos datos fiables de nuestro propio país», dice Arturo Escobar. Servirán de base para que Cuba establezca sus normas de calidad medioambiental.
En Cuba existe una estrategia nacional para el uso de plaguicidas que combina agentes químicos y alternativas ecológicas. «Cuba prescribe que la alternativa orgánica debe aplicarse siempre antes que los plaguicidas químicos”, explica Brizeidi Peña, doctoranda cubana de PERECUSO. Esto se hace bajo la supervisión de expertos en sanidad vegetal. Los pesticidas químicos los compra y distribuye el Ministerio de Agricultura cubano. Las alternativas biológicas incluyen nematodos, aceite de neem o extracto de tabaco.
Foto 3: Isabel Hilber, la estudiante de doctorado de PERECUSO Briseidi Peña y Pedro Romero, productor de una cooperativa del grupo de estudio.
Las condiciones tropicales favorecen el desarrollo de plagas que pueden afectar al rendimiento de los cultivos. Por eso es necesario estudiar diferentes niveles de aplicación de plaguicidas y como afecta esto la biodiversidad y los rendimientos productivos. En el proyecto se seleccionó un sitio agroecológico donde se emplean por más de 10 años exclusivamente pesticidas orgánicos para el cultivo de la patata. «Este agricultor acepta un menor rendimiento a cambio de una mayor seguridad del producto», afirma Dayana Sosa, otra investigadora de PERECUSO en el CENSA.
«Cuba prescribe que la alternativa orgánica debe aplicarse siempre antes que los plaguicidas químicos.»
Brizeidi Peña, estudiante de doctorado de PERECUSO
No obstante, el uso de plaguicidas en el cultivo de la patata en Cuba se ha reducido en general a más de la mitad desde 2019, según datos de PERECUSO. El motivo es el bloqueo de Estados Unidos, que se volvió a endurecer con el presidente Trump (que el nuevo presidente Biden no ha suavizado). «Y sin embargo», dice el químico cubano, «nuestros rendimientos de patata -según los agricultores de las zonas estudiadas- están entre 18 y 30 toneladas por hectárea, con una media de 22 toneladas.» En comparación, Suiza cosechó un promedio de 41 toneladas por hectárea en 2018 a 2020.
Foto 4: La aplicación de plaguicidas
Minimizar los riesgos de los plaguicidas
«El destino y el comportamiento de los plaguicidas en el medio ambiente tropical en condiciones de campo, especialmente en el suelo, apenas se ha investigado hasta ahora», explica Arturo Escobar. PERECUSO pretende reducir este déficit de conocimientos en la evaluación del riesgo de los plaguicidas para los seres humanos y el medio ambiente. La cooperación con Agroscope permite comparar zonas climáticas tropicales y templadas y garantizar la calidad de los métodos de investigación.
«Para nosotros es importante que con los resultados obtenidos, los decisores puedan elaborar recomendaciones seguras para el uso de plaguicidas en los agroecosistemas de producción de papas en Cuba», afirma el director del proyecto. «En última instancia, queremos minimizar el uso de plaguicidas y los riesgos asociados para las personas y el medio ambiente». Esto además está en correspondencia con el Objetivo nº 2 de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: Acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible.
Foto 5: Las condiciones tropicales favorecen el desarrollo de plagas que pueden afectar al rendimiento de los cultivos. Cuba prescribe que la alternativa orgánica debe aplicarse siempre antes que los plaguicidas químicos.
PERECUSO analiza toda la cadena de valor del cultivo de la patata en Cuba: desde el balance de los plaguicidas en su aplicación hasta el análisis de los residuos en el suelo y en los productos cosechados. Un equipo de la Universidad Agraria de La Habana, dirigido por Nilda Pérez, también identifica la biodiversidad alrededor de los campos. “Gracias a la gestión centralizada y documentada de los plaguicidas en Cuba, conocemos el uso exacto de plaguicidas de todos los agricultores que participan en el proyecto», afirma Isabel Hilber, científica del equipo de PERECUSO en la parte suiza, describiendo la situación ideal para los investigadores.
«Queremos minimizar el uso de plaguicidas y los riesgos asociados para las personas y el medio ambiente.»
Arturo Escobar, investigador en el CENSA
Investigación a nivel internacional
Gracias a la asociación con Agroscope, el CENSA cubano recibirá pronto un cromatógrafo de gases con espectrómetro de masas, ya no utilizado en el Grupo de Investigación de Análisis Ambiental. «Para nosotros es un gran paso de avance, por se el primer cromatografo de este tipo en el CENSA», se congratula el equipo cubano. Sin embargo, el buen funcionamiento de la máquina, que consume mucha energía, será un reto en las condiciones actuales.
Resultados de dispositivos antiguos sin espectrómetro de masas ya no son reconocidos en la investigación internacional. «Si queremos publicar en revistas referenciadas de alto factor de impacto, tenemos que trabajar con esta combinación de unidades,” dice Arturo Escobar. El proyecto PERECUSO ha desarrollado un método que permite detectar 28 plaguicidas de uso común en Cuba. Cada uno tiene una imagen distintiva, algo así como una huella dactilar.
«Si queremos publicar en revistas referenciadas de alto factor de impacto, tenemos que trabajar con esta combinación de unidades.»
Arturo Escobar, investigador en el CENSA
Investigación de gran actualidad
Simbólicamente, una reforma agraria está arando actualmente el rojo suelo cubano. Su principal objetivo es impulsar la producción nacional de alimentos. Los medios son menos regulación y más mercado. Tras cumplir con sus plazos de entrega al Estado, los agricultores cubanos son libres de vender los excedentes de sus cosechas. Y a nivel internacional, los productos ecológicos pueden venderse a precios más altos que los convencionales. En este proceso de reconversión agrícola, PERECUSO es importante para todo el país. “Con nuestras investigaciónes, contribuimos a mejorar el uso de los pesticidas y el aprovechamiento del suelo, y a proteger el medio ambiente», dice Arturo Escobar.
Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Cuba importa actualmente el 70% de sus necesidades calóricas del extranjero. Las semillas, los fertilizantes, los pesticidas y otras herramientas agrícolas, como la maquinaria, también se importan a un alto coste y de forma engorrosa debido al bloqueo. Por razones obvias, Cuba se esfuerza por lograr la mayor soberanía alimentaria posible. El modelo del pasado, basado en las grandes dependencias, ha llegado a su fin.
Foto 6: Se recoge la cosecha.
A veces uno se encuentra con la afirmación de que Cuba es «el mayor experimento ecológico del mundo», un «paraíso ecológico» o incluso «una isla ecológica». Pero eso no es del todo cierto. La afirmación de que Cuba no puede importar plaguicidas sintéticos tampoco es cierta. Los plaguicidas previstos en la estrategia nacional para diferentes cultivos (como las patatas, los tomates o las judías) tienen prioridad, a pesar de los elevados costes y las difíciles condiciones.
Arturo Escobar diferencia: «Los productos de exportación, como el tabaco y otros productos agrícolas, deben cumplir las normas internacionales de calidad, incluida la ausencia de pesticidas». Además, los organopónicos, los huertos urbanos, serían en su mayoría de agricultura ecológica, ya que los actores privados no suelen tener acceso a los pesticidas. Pero los pesticidas pueden ser transportados por el viento a todas partes, incluso a los campos ecológicos. «Por eso nuestro objetivo es manejar estas sustancias de forma adecuada», dice el director del proyecto, «para que también se reduzca la aparición general de residuos de plaguicidas.»
Foto 7: Muestras de suelo y patatas de Cuba.
Aprender de los demás
¿Qué impulsó a la parte suiza a participar en esta cooperación en materia de investigación? Isabel Hilber se refiere a la FAO, que en 2014 pidió reforzar las estructuras de los pequeños agricultores en todo el mundo porque alimentan a la mayoría de la humanidad. «Y ciertamente hay una solidaridad Norte-Sur para nosotros», continúa la científica medioambiental. «Creemos que Cuba no tiene que cometer los mismos errores que nosotros. Cometerán errores diferentes, no pasa nada. Pero no tienen que ser iguales».
Por supuesto, tienen mucho más dinero que sus colegas cubanos y, por lo tanto, disponen de los últimos equipos tecnológicos, explica además la científica. «Pero cuando se trata de priorizar sus recursos, los cubanos están muy por delante de nosotros. Simplemente porque la deficiencia permanente les obliga a hacerlo. Les admiro por ello y puedo aprender mucho trabajando con ellos.”
«Creemos que Cuba no tiene que cometer los mismos errores que nosotros.»
Isabel Hilber, investigadora del equipo PERECUSO
A la pregunta de qué puede aprender Agroscope de la parte cubana desde su punto de vista, Arturo Escobar responde tras algunas dudas: «Somos un ejemplo de cómo perseverar y triunfar a pesar de las circunstancias difíciles, con humildad y espíritu de equipo.» Y añade entre risas: «Afortunadamente, los cubanos tenemos mucha resistencia y resiliencia».
La agricultura en Cuba
En la actualidad, se utiliza aproximadamente un tercio de las tierras agrícolas de Cuba. El resto son pastos naturales y tierras en barbecho. Alrededor del 70% de las tierras agrícolas son cultivadas por cooperativas, además de las explotaciones estatales y los pequeños propietarios individuales. El uso de las tierras agrícolas está controlado por el Ministerio de la Agricultura cubano (MINAG). También determina la estrategia nacional para el uso de plaguicidas y cómo se distribuyen según los cultivos y las necesidades. Los agricultores obtienen entonces los agentes a través de los especialistas en protección de plantas.
Desde hace unos cinco años, la iniciativa del MINAG ha creado los llamados «Polos Productivos Agropecuarios” en toda la isla antillana. Se encargan de abastecer a las grandes ciudades y a la industria alimentaria, y de lograr una efectiva sustitución de importaciones e incrementar las exportaciones. Se trata de laboratorios para el desarrollo regional y agrícola sostenible; vínculos entre productores y transformadores; lugares de fertilización inter y transdisciplinaria. El CENSA también aporta su experiencia en este ámbito.
Otras dos cooperaciones y proyectos r4d entre Suiza y Cuba
El primer proyecto de r4d que Thomas Bucheli – jefe del Grupo de Investigación de Análisis Ambiental de Agroscope y coordinador de PERECUSO – y Arturo Escobar, o sus instituciones Acroscope y CENSA, pudieron realizar juntos fue Soil-Q (Establishing a soil monitoring network to assess the environmental exposure to PAHs and PCBs in the province of Mayabeque, Cuba), que duró desde 2013 hasta 2017. El objetivo era el establecimiento de una red cubana de vigilancia del suelo análoga a la red NABO de Suiza, así como el análisis de los HAP (hidrocarburos aromáticos policíclicos) y los PCB (bifenilos policlorados). Ambos son contaminantes que llevan años prohibidos por su toxicidad, pero que siguen encontrándose en todo el mundo por su longevidad.
Arturo Escobar recuerda bien una excursión en el marco de Soil-Q: «Visitamos una fábrica de carbón vegetal cubana junto con nuestros colegas suizos. Esto nos llevó al carbón orgánico, del que se dice que tiene muchas propiedades buenas, especialmente para el suelo y el clima.” Así llegó el experto en carbón vegetal Hans-Peter Schmidt, con quien Thomas Bucheli ya había trabajado en Suiza. Esto dio lugar al proyecto r4d Bio-C (Re-cycling of biomass nutrients and carbon for advanced organic fertilization in an eco-smart and climate positive agriculture on Cuba) en 2018. Además del CENSA, también participa en Bio-C la estación experimental de investigación agrícola Indio Hatuey, situada en el centro de la isla. Lleva el nombre del último líder de los indígenas cubanos.
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Sources
Autora:
Iris Staubesand
Proyecto:
PERECUSO (Influence of different pest management systems in potato production on Pesticide Residues in Cuban Soils)
Versión alemán de este artículo aquí